En los últimos meses, especialmente con el elevado número de personas que están teletrabajando, ha crecido de manera exponencial el número de videollamadas que realizamos. Antes nos servían para acercar distancias. Ahora también, para mantenerlas. Aplicaciones como Zoom, Meet o Facetime cada vez están presentes en más teléfonos, tabletas y ordenadores. Y hemos convertido las reuniones a distancia en algo tremendamente habitual. Y, pasada la novedad, estas videollamadas laborales ya nos empiezan a cansar. Es lo que se ha dado en conocer como «Fatiga por Zoom».
Para hablar sobre ello, en Welcome to the Jungle han entrevistado a la directora de Idein, Elisa Sánchez.
Va a cumplirse un año. Es una situación de estrés muy prolongado en el tiempo, casi de burnout y además no hay una fecha concreta en la que se vaya a acabar. La fecha final te da ánimos y energía para seguir tirando, pero ahora es como una carrera de fondo en la que estamos desfondados”, puntualiza la psicóloga experta en salud laboral, Elisa Sánchez.
“No es lo mismo la agilidad de una conversación interpersonal que a través de una pantalla, pues ésta no deja de ser una barrera de comunicación”, considera Ángeles Gris, Directora de Proyectos de Wellness Coach Institute, centro especializado en el bienestar de los empleados dentro de las organizaciones. Esto hace que tengamos que prestar total atención al discurso y, para ello, nuestro ojos no se aparten de quien habla. ¿Alguna vez en la calle has mirado tan fijamente a alguien con quien hablabas como lo haces por Zoom? Si fuera así, tu mente acabaría exhausta. “Eso suele hacer que tengas que estar más pendiente de captar toda la información. Como observador quieres captar toda y entenderla, y eso agota”, explica a su vez la psicóloga experta en salud laboral, Elisa Sánchez.
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