El síndrome del impostor aparece en muchas ocasiones cuando creemos, erróneamente, que estamos en una situación que no nos corresponde. Por ejemplo, que tenemos un puesto laboral para el que no estamos capacitados. Que la función que hacemos en nuestro puesto de trabajo está muy por encima de lo que podemos hacer. Esta presión que nos autoimponemos es la que, en muchos casos, es la responsable de que no alcancemos el nivel que creemos que tenemos que realizar.

Para hablar del síndrome del impostor, en Welcome to the jungle han entrevistado a la directora de Idein, Elisa Sánchez.

Según la psicóloga Elisa Sánchez Lozano, directora de Idein, “aquellos que padecen el síndrome del impostor supeditan el ser al hacer” y necesitan “el refuerzo externo para sentirse bien”, lo que supone un problema a la larga. Para evitarlo, céntrate en tus habilidades y en cómo pueden ayudarte a alcanzar tus objetivos.

En ocasiones tendemos a confundir una autoestima en plena forma con la egolatría. “Tener una autoestima sana no significa ser el mejor en todo”, puntualiza Elisa Sánchez. “El ego se basa en la comparación y es un mecanismo que se suele usar precisamente cuando la autoestima es baja”. Por ello, el primer escalón de una autoestima sana es el autoconocimiento, identificar aquellas cosas que se te dan bien y aquellas que no tanto.

(…) Elisa Sánchez asegura que los pensamientos irracionales y negativos, en los que tendemos a caer cuando nos vemos afectados por el síndrome del impostor, generan emociones que nos llevan a anticipar un futuro negativo que, por otra parte, no necesariamente llegará a producirse. Como dijo el médico español Ramón y Cajal, “todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.

Puedes leer el artículo completo de Olga Tamarit en Welcome to the jungle pinchando en este enlace.

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