En la sección de economía de El País, Elisa Sánchez participa en un artículo hablando de un perfil de trabajador muy específico: el ‘chapucero’.
El perfil del chapucero está muy vinculado a otra especie laboral igualmente tóxica: el vago. Cuando ambos rasgos se dan en el mismo individuo, la combinación es letal. Elisa Sánchez, profesora del Máster de Dirección y Gestión de Recursos Humanos de la Udima, los define como “personas que no asumen la responsabilidad de su puesto, no cumplen con sus compromisos, son impuntuales, realizan sus tareas tarde, mal y nunca y buscarán mil excusas para justificarse”. Pero eso sí, agrega, “según ellos, siempre están desbordados de trabajo”.
No obstante, esta psicóloga alerta de peligro de etiquetar con demasiada ligereza a las personas. A veces, detrás de una actitud apática pueden ocultarse problemas como inseguridad o depresión. “Están desmotivadas, quemadas con su trabajo, decepcionadas porque les habían hecho promesas que no se han cumplido”. Un mal momento personal como “una enfermedad, un duelo o una separación”, continúa Sánchez, también pueden provocar ese efecto.
Extracto del artículo de Ramón Oliver para El País. Puedes leerlo completo en este enlace.