Uno de los principales motivos para elegir un trabajo es la vocación. Comenzamos una carrera universitaria para trabajar en algo que nos gusta desde pequeños. Y muchas veces la vocación se va perdiendo. O la carrera no es lo que nos pensábamos. O la realidad laboral es algo totalmente diferente a lo esperado. O simplemente, la vida nos va llevando por otro camino y al final nuestro puesto de trabajo es algo que no nos termina de enamorar, pero va pagando las facturas. Pero, ¿Se puede trabajar sin vocación?.
En la revista de El País Retina han entrevistado a Elisa Sánchez, directora de Idein, para saber cómo se puede ser feliz si no tenemos la vocación necesaria para desarrollar nuestro trabajo actual.
Por supuesto, hay personas que siempre han tenido muy claro a qué quieren dedicarse y han utilizado su vocación como motor para avanzar. Pero no es el caso de la mayoría. Casi todos nos vemos obligados a tomar decisiones curriculares a edades muy tempranas: en la educación secundaria ya elegimos si somos de ciencias o de letras y, solo unos años después, nos enfrentamos a La Gran Decisión: a qué dedicarse el resto de la vida. “Es habitual que los estudiantes se sientan presionados por tener que elegir en la adolescencia, cuando lo único que saben es que necesitan sentir que pertenecen a su grupo”, explica Elisa Sánchez, psicóloga laboral. Por eso se suelen tomar decisiones como estudiar lo mismo que su familia o sus amigos o en la misma universidad, para estar cerca de ellos. “No siempre se tiene clara una vocación o se pueden tener varias”, explica Sánchez. “Hay personas a las que les gustan temas afines, como la enfermería y la fisioterapia; o complementarios, como la informática y el diseño; o incluso temas de ramas muy diferentes, como la filología y la física”. Aquí es cuando llega el drama, las dudas y el estrés por tener que tomar una decisión nublan la vista. Una opción que la universidad plantea son los dobles grados. Pero se antoja una solución simplista y que está muy lejos de resolver el conflicto emocional de elegir a qué dedicarse.
Puedes leer el artículo completo de M. Victoria S. Nadal en la revista de El País Retina pinchando en este enlace.