Seguro que hay alguna persona a tu alrededor que no te aporta nada. Algunos amigos o amigas que, después de quedar, te dejan una sensación de malestar. O nos vemos con alguna persona por compromiso, pero verdaderamente no queremos. ¿Sabemos qué es una relación tóxica y cómo gestionarla?
Para aprender un poco más, en Cuídate Plus han entrevistado a nuestra directora, Elisa Sánchez.
Para Elisa Sánchez, psicóloga del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP) existen dos indicadores que pueden ser una señal de alarma ante una relación de amistad no saludable: las emociones y las acciones. Con respecto a las emociones, esta experta considera que puede ser una señal de alarma cuando no nos sentimos cómodas estando con una persona o vamos a quedar con ella y nos genera sensación incómoda o desagradable y/o sentimientos de ansiedad, enfado con nosotros mismos o culpa el hecho de quedar con esa persona. Sobre el segundo indicador, Sánchez comenta que se refiere a esas acciones relacionadas con evitar a esa persona o retrasar un encuentro con ella porque no se está disfrutando de esa amistad. “Otro indicador es cuando un amigo o amiga te propone un plan y le dices que no y la otra persona se enfada y eso es un indicador de que la relación no es sana porque en amistad sana hay que sentir que aportas a la otra persona desde una libertad”, matiza.
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No obstante, es cierto que para cambiar algo es básico ser conscientes de la situación porque, según Sánchez, a veces creemos que las amistades como las relaciones de pareja deben ser eternas y esto no es así: las personas cambian, evolucionan y puede haber un punto de ruptura. “No podemos mantener una relación de amistad por compromiso, debemos ser honestos con nosotros y ser conscientes de lo que perdemos porque cuando a una persona le decimos sí, estamos dejando de hacer otras cosas”, subraya.
Por otra parte, la comunicación es clave a la hora de manejar una situación social complicada o lo que popularmente se conoce como amistad tóxica y, en este caso, ambos psicólogos coinciden en que la asertividad en la comunicación es importante. En este punto, Sánchez incide en que “el estilo asertivo es ser correctos y capaces de expresar nuestros deseos y necesidades con empatía y respetando las necesidades de la otra persona y si, por ejemplo, no nos apetece quedar, podemos proponerle una alternativa, pero no poner excusas”. Además, advierte que cuando no se establece este tipo de comunicación y por vergüenza o compromiso se adopta un estilo pasivo (se ponen excusas para no ver a esa persona y esto nos genera sentimientos de culpabilidad), se termina en el otro extremo llegando a adquirir un estilo agresivo que prioriza solo nuestras necesidades sin tener en cuenta al otro.
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