Un cuñado ya no es solo el marido de tu hermana o tu hermano. Ha pasado a ser esa persona que sabe de todo, que todo lo compra más barato que tú, una suerte de ‘Capitán a posteriori’ al que le tendrías que haber preguntado antes de comprarte el coche, ya que él te lo habría conseguido más barato.
Para hablar de esta mala fama que tienen los cuñados (y las suegras), el porqué y de dónde viene, en El Correo han entrevistado a la directora de Idein, Elisa Sánchez.
Una ‘inestabilidad’ que el tópico echa sobre las espaldas de la suegra y el cuñado, los dos parientes en apariencia más «distorsionadores, especialmente el cuñado. Porque la suegra tiene otro estatus. En sociedades tan matriarcales como la nuestra, en la que la mujer ha sido la referencia de la esfera privada, la suegra es como esa ‘mamma’ italiana, no se hace nada que no pase por sus manos. Además, suegra vas a tener una sola, a no ser que te separes. Pero cuñados igual tienes cuatro porque tu hermana cambia de pareja, así que el cuñado es un pariente que va y viene». Elisa Sánchez, psicóloga, ‘coach’ y mediadora experta en salud laboral, confirma la teoría de Luis Manuel Ayuso con datos: «Existe un estudio sobre cuáles son las personas que más interfieren en la relación de pareja. Y el 56% de los entrevistados confiesa que esa persona es el cuñado o la cuñada. En segundo lugar aparece la suegra».
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Intromisiones que se agudizan cuando hay niños. «No es raro que cuando tienes un hijo tu suegra haga comentarios sobre la ropa que le pones, sobre la comida que le das…», advierte Elisa Sánchez. Lo ve a su alrededor, y en el imaginario colectivo está esa idea también. «Hay cantidad de películas que retratan a esa suegra que se mete en todo, que echa un pulso constante con la nuera. Aunque llevado muy al extremo, lo refleja muy bien ‘La madre del novio’, en la que la suegra (Jane Fonda) atraviesa una crisis personal que se agudiza cuando su maravilloso hijo se va a casar. La suegra se siente entonces excluida y emprende una lucha de poder con su nuera (Jennifer López), a la que ve como una amenaza. Tal es el grado de intromisión que la pareja a punto está de anular el compromiso».
Puedes leer el artículo de Yolanda Veiga en El Correo pinchando en este enlace.