En los últimos días hemos visto casos de empresas que no han tratado a sus empleados de la mejor de las maneras. Han cometido violaciones de la intimidad de alguno de sus trabajadores o les han criticado públicamente de una manera poco elegante. Después de hechos de esta magnitud, ¿puede una organización recuperar la confianza de sus empleados?
Los dos casos que han copado las portadas han sido los del BBCA y el F.C. Barcelona. El BBVA, según se ha publicado en diferentes medios de comunicación, habría espiado presuntamente las comunicaciones de sus trabajadores. Buscaban ‘topos’ que filtraban a la prensa y examinaron correos y llamadas de sus empleados. Otra de las organizaciones que ha estado en el punto de mira por una mala praxis para con sus trabajadores es el F.C. Barcelona. Según destapó la Cadena Ser, el club habría pagado cerca de un millón de euros a una consultora digital para que crease diversas cuentas en redes sociales que publicaban contenido en contra de rivales del presidente, Josep María Bartomeu, jugadores críticos con algunas cuestiones de la directiva (como Gerard Piqué o Leo Messi) o contra figuras del club que no eran de la cuerda de los actuales mandatarios (como Pep Guardiola, actual entrenador del Manchester City).
Estos dos ejemplos han sido analizados en un artículo de Cinco Días, en el que la directora de Idein, Elisa Sánchez, ha aportado claves para reconducir la relación entre organización y empleados.
Para la psicóloga y directora de la consultora Idein, Elisa Sánchez, la confianza en las corporaciones funciona de una forma muy similar a las relaciones sentimentales. “Tener poca confianza en uno mismo hace que se proyecten estas inseguridades en el resto de trabajadores”, apunta la experta, quien defiende que, en el caso del presidente del Barça, lo correcto sería trabajar en mejorar la imagen personal sin necesidad de perjudicar la de los compañeros. La sinceridad, la capacidad y la credibilidad son los tres pilares sobre los que se construyen este tipo de relaciones, y romper cualquiera de ellos destruye este vínculo.
En esta línea, la psicóloga vincula lo acontecido en el BBVA con los celos de una pareja. “Tengo dudas de que me esté siendo infiel, así que miro tus cuentas, controlo tus movimientos… aunque sin afectar directamente a tu imagen”, desarrolla. En ambos casos, admitir el error en lugar de negarlo sería la primera condición para restablecer la relación, detalla Sánchez. Después, es inevitable pedir disculpas y dar una explicación para lo sucedido, independientemente de que los responsables hayan podido no ser conscientes de la ofensa. “Esto no es justificarse, sino exponer las razones por las que se ha hecho algo. Puede que, en un momento determinado, alguien tomara una decisión de la que, tiempo después y bajo otra perspectiva, se arrepienta”, continúa la experta.
El perdón es, en cualquier caso, un elemento necesario, pero no suficiente para reparar el daño. La compañía deberá negociar una forma de compensar el malestar generado, así como realizar el firme compromiso de que el error no se repetirá en el futuro, insiste Sánchez.
Puedes leer el artículo de Ana Muñoz Vita en Cinco Días pinchando en este enlace.