Cuando acaban las vacaciones, comienza el trabajo. Es algo que parece obvio, y que también lo es. Pero qué pasa cuando nuestro cuerpo y nuestra mente no se adaptan a los hábitos laborales de sueño, descanso, alimentación… ¿Eso es el síndrome posvacacional? ¿Es algo más? ¿Existe realmente el síndrome posvacacional?
Para contestar éstas y otras preguntas, en Maldita.es han entrevistado a nuestra directora, Elisa Sánchez.
Para Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de salud laboral del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, la base de este fenómeno está en el desajuste por el cambio de hábitos como el sueño, la alimentación o el ejercicio junto con la insatisfacción o desmotivación laboral y tal vez una mala planificación laboral.
“Puede sentirse incluso días antes de volver al trabajo si la persona anticipa el malestar que va a sentir en su trabajo”, explica a Maldita Ciencia. Cita síntomas físicos como son el insomnio, malestar físico, dolor de cabeza o problemas digestivos y también síntomas psicológicos o emocionales como apatía, irritabilidad, cambios de humor o dificultad para concentrarse.
Según cuenta, este fenómeno puede tener dos vertientes: una más ansiosa y otra depresiva. De esta forma, la vertiente ansiosa se caracteriza porque la persona tiene preocupaciones, irritabilidad o mal humor y puede hablar, moverse y comer deprisa. “Algunas de sus consecuencias psicosomáticas (de origen psíquico con influencia en el organismo) son molestias gástricas, dolores musculares o dificultades para dormir”, indica. Suele ocurrir en personas “muy perfeccionistas y que les gusta tener todo bajo control (quieren ponerse al día rápidamente de todo lo atrasado)”.
La vertiente depresiva se caracteriza por “apatía, desgana, desmotivación, dificultad para concentrarse e incluso tristeza”. En este caso, considera que puede estar asociada a la dificultad para adaptarse a los cambios o poca satisfacción laboral.
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