En un mercado de trabajo cuanto menos complicado, uno de los valores que más valoran los trabajadores es la estabilidad. Pero, ¿qué ocurre cuando no se tiene? ¿Cómo se tolera la incertidumbre laboral? ¿Es posible vivir con tranquilidad una situación inestable?. Para conocer la respuesta a todas estas preguntas, en la Revista de El País Retina entrevistaron a la directora de Idein, Elisa Sánchez.
Aunque es común sentirse inquieto cuando sabes que tendrás que cambiar de trabajo cada poco tiempo, la actitud hacia un futuro incierto depende de la personalidad, los valores y la confianza de cada uno. Estas nuevas reglas del juego pueden verse como una oportunidad para crecer y ampliar conocimientos y experiencias o como una amenaza. “Si lo percibimos como una contrariedad estaremos cediendo un lugar al miedo, que tiene una parte de utilidad, pero llevado al extremo nos genera malestar y nos paraliza”, explica Elisa Sánchez, psicóloga consultora de recursos humanos en Idein. “La necesidad de control y la falta de confianza en los recursos propios para afrontar lo que venga son la base del malestar que genera la incertidumbre”, añade. También está relacionado con querer quedarse en la zona de confort, con el más vale malo conocido que bueno por conocer. (…) Desde un punto de vista más psicológico, es importante entrenarse para ver esta situación como una oportunidad. La psicóloga Elisa Sánchez recomienda hacer pequeñas cosas que nos dan miedo —ir superándolas refuerza nuestra seguridad— y aprender a vivir en el aquí y ahora. “Es clave, porque no es necesario controlar el presente para disfrutarlo”, aclara Sánchez. “Aceptar la incertidumbre es una de las mejores habilidades para ser felices en un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo”. Exactamente las características que definen lo que a mucha gente le da miedo: el futuro.
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