¿Qué pasa cuando un empleado o empleada no está de acuerdo con las órdenes de su jefe o jefa? ¿Es la resistencia pasiva una forma de boicot? ¿Es legítimo realizar estas actividades ante una orden o ante un enfoque que no nos gusta?
En El País han entrevistado a la directora de Idein, Elisa Sánchez, para conocer más sobre las consecuencias de esta resistencia pasiva.
“A veces se da una contradicción porque las empresas demandan engagement o compromiso y eso debe ser bidireccional: si quieren que te impliques en un departamento, tarea o en tus funciones deben favorecer que te sientas implicado. Si simplemente te informan y no te hacen partícipe en la toma de decisiones que te afectan, entonces no vas a tener ese compromiso”, nos dice Elisa Sánchez, psicóloga especializada en salud laboral y directora de Idein, confirmando que los cambios que se han producido en el escenario laboral en los últimos dos años debido a la pandemia han cambiado las actitudes de empleadores pero también de empleados.
“Uno de los problemas de las personas pasivas es que aguantan, aguantan y aguantan: la situación les molesta pero no tienen las habilidades para poder expresar esa petición a la otra persona”, describe Elisa Sánchez. A esa pasividad se puede añadir un extra de agresividad: aunque se carezca de habilidades para transmitir la queja, sí se tiene para boicotear la petición. “Si se hace partícipe a los empleados de una decisión será más fácil que acaben viendo sus beneficios, si es un cambio deseado”, matiza esta psicóloga. «La resistencia es más frecuente si los cambios se plantean como una imposición y no se les da sentido», añade.
En cualquier caso el boicot silencioso y la pasivo agresividad no benefician a nadie en un entorno laboral. Todo lo contrario ocurre con asertividad que ayuda en cualquier situación. «Es una habilidad que nos va a permitir expresar, con hechos, algo que no nos gusta. Es el estilo de comunicación que más impacto tiene en el resto”, asegura Elisa Sánchez. Esta psicóloga nos pone un ejemplo de cómo plantear el descontento de una manera asertiva ante tu jefe/a: “Cuando se ha tomado esta decisión, o cuando me habéis informado, me ha sorprendido. Me hubiese gustado que se hubiese tenido en cuenta mi opinión, porque cuando no se me tiene en cuenta me siento distanciado/a o siento que mi opinión no importa, así que dejo de sentirme involucrado/a”.
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