Las vacaciones son esa parte del año en la que podemos descansar sin preocupaciones. No tenemos que madrugar, nos podemos estar una hora más sentados en una terraza, podemos emplear la mañana en dar un paseo o podemos ir a un concierto sin pensar en que al día siguiente tenemos una reunión. ¿Por qué?. Pues, simplemente, porque estamos en vacaciones. Pero hay ocasiones en las que sí nos sentimos culpables por no atender una llamada de trabajo, por no estar con la cabeza en la oficina o por no estar pendiente de ese pedido que tendría que llegar a nuestra empresa. ¿Por qué nos ocurre esto?
Para hablar sobre ello, en Vogue han hablado con nuestra directora, Elisa Sánchez.
¿Quién no se ha sentido culpable alguna vez por no hacer nada? “Hoy en día, gran parte del éxito personal está vinculado a lo que se tiene y a lo que se hace debido, en gran parte, a las redes sociales, en las que parece obligatorio dejar constancia de lo que se está haciendo en cada momento del día”, dice Elisa Sánchez, psicóloga directora de IDEIN especializada en salud y bienestar laboral. “En internet uno vale lo que tiene y lo que hace, cuanto más publiques y más likes consigas, más valioso te sientes, más aceptado y querido por los demás. Se ha llegado hasta el punto de identificar el descanso y el autocuidado con ser una persona vaga o egoísta”.
“Por culpa de los roles de género las mujeres tendemos a sobrecargarnos de tareas y a ser mucho más exigentes con nosotras mismas, algo que se ve reflejado en aspectos como los cuidados, pero también en todo lo relacionado con la imagen y el aspecto físico”, asegura la experta. “Es muy frecuente la creencia de que tenemos que demostrar nuestra valía constantemente para ser consideradas igual que los hombres, lo que hace que aumente nuestra carga mental y que acabe traduciéndose en trastornos como el síndrome de la impostora, una falta de autoestima que te lleva a dudar de tu propio potencial”.
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