Una compañía californiana, Coinbase, ha prohibido a sus trabajadores hablar sobre uno de los temas por los que más discutimos: la política. Una decisión algo extraña en el autoproclamado país de las libertades. Pero… ¿Se podría llegar a este caso en España? ¿Te puede prohibir tu empresa hablar de política?
Para conocer un poco más sobre este tema, en Hipertextual han entrevistado a nuestra directora, Elisa Sánchez.
En España, no hay ninguna empresa que haya tomado estas decisiones o que haya dicho públicamente que se plantea incluirlas dentro de su cultura empresarial. No obstante, sí están implementando cada vez más protocolos de gestión de conflictos. Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de salud laboral del Colegio Oficial de Psicólogos (COP) Madrid, forma parte de algunos grupos de trabajo para gestionar conflictos. Aunque reconoce que puede ser buena idea que la empresa intente evitar discusiones, prohibirlas no es la mejor opción.
En el caso de Coinbase, coincidió en que Brian Armstrong implementó la medida en un año de elecciones en el que la población estaba fuertemente dividida. «Es cierto que, dependiendo del tipo de empresa, puede interferir en el trabajo», dijo a Hipertextual. «Algunas personas pueden incluso sentirse molestas después de alguna conversación y querer abandonar grupos de trabajo».
Es normal que alguien pueda sentirse de esta manera porque, continuó Sánchez, la política, el sexo y la religión son temas que mueve muchos aspectos emocionales y creencias arraigadas. Puede suceder incluso en los deportes. «Si alguien es seguidor de un equipo desde los 4 años es por la vinculación de ese equipo con la familia. O porque quieres ser del mismo equipo que tu padre o por todo lo contrario», explicó.
Temas como estos siempre van a estar relacionados con los valores que transmite una familia y por eso se discute sobre ellos desde la emoción, y no desde la razón. En ese momento es cuando una conversación puede derivar en una discusión. «Es necesario que las personas tengan una empatía y asertividad muy bien desarrolladas para poder hablar de estos temas opinando de forma distinta», añadió Elisa Sánchez.
Necesario, pero muy difícil. Por eso, algunas compañías pueden haberse planteado incluir dentro de su cultura empresarial la prohibición de conversaciones sobre temas políticos y, muchas veces, polémicos. Sánchez propone que las empresas podrían recomendar conductas para mejorar el ambiente en la oficina. «Que se fomente el ser respetuoso con otra persona, sobre todo con los que tienen un punto de vista diferente». Pero no cree que prohibirlo sea la solución.
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