Estamos en tiempos difíciles para las parejas, encerrados en casa y obligados a una convivencia intensiva y exclusiva a la que no estamos acostumbrados. En China, uno de los efectos del confinamiento ha sido el aumento significativo de las demandas de divorcio al terminar este periodo tan difícil y estresante. Por eso te queremos facilitar una serie de pautas para lograr que la convivencia en pareja sea mejor durante este periodo de cuarentena:
-Sé comprensivo. Son muchos los temores a los que todos estamos sometidos: la enfermedad, la muerte, la incertidumbre por el futuro, la situación económica… Es un escenario realmente excepcional al que no nos hemos enfrentado nunca. A veces la tensión puede estallar en forma de irritabilidad, salpicando a la persona que tienes más cerca: tu pareja. No tomes un acceso de malhumor como un ataque personal hacia ti. Recuerda que ésta es una situación excepcional y, aunque todavía no sabemos con certeza cómo ni cuándo, terminará.
-Mantén tu propio espacio. Aunque viváis en un apartamento pequeño, procura buscar un espacio para ti donde poder estar a solas durante un rato, o al menos realiza alguna actividad que te guste de forma independiente (leer, practicar algo de deporte, dibujar, meditar…). Esto te ayudará a cargar las pilas y a mantener tu propio autocuidado, fundamental para estar mejor en pareja. También es importante cuidar tus propias relaciones sociales, manteniendo el contacto con tus familiares y amigos. Necesitamos relaciones significativas y poder comunicarte con otras personas hará que no centres toda la atención y la necesidad de apoyo en tu pareja. Mantener vivas otras relaciones te ayudará a sobrellevar mejor cualquier momento difícil.
-Comparte alguna actividad placentera con tu pareja. Jugar a las cartas, hacer actividad física, cocinar o simplemente charlar. Mejor si es a diario y tiene su propia rutina, como dedicar siempre un rato a tu pareja antes de cenar.
–Fomenta la intimidad. Tanto física (que nos ayudará a aliviar tensión y generar endorfinas), como emocional (abriéndonos a nuestra pareja y compartiendo nuestros sentimientos). Necesitamos practicar la escucha empática, esa escucha que tiene el foco en comprender a la otra persona y demostrárselo, no en pensar una respuesta para consolar, aconsejar o ‘solucionar’. Muchas veces, el mejor alivio que podemos ofrecer a una persona es conectar con ella y comprenderla en los momentos difíciles. Recuerda que una pena compartida es media pena y, cuando nos adelantamos a querer consolar o quitar importancia a lo que nos cuentan (para ‘ayudar’ a la otra persona), lo que estamos haciendo es invalidar sus sentimientos. Sin querer, en ocasiones lanzamos el mensaje “lo tuyo no importa”. Lo que más nos consuela cuando tenemos sentimientos difíciles es, precisamente, poder compartirlos con alguien que nos escuche de verdad: entonces el mensaje que recibimos es “estoy contigo” y sentimos alivio y conexión.
-Discutir sí, pero con unos límites. Que haya momentos de discusión es lógico en esta situación. Es importante ser más cuidadosos que nunca para lograr mantener la calma y no llegar al punto de perder el respeto o decir cosas hirientes. Si ves que el tono está subiendo y tú o tu pareja no sois capaces de escucharos con respeto, es mejor aplazar la conversación para otro momento. Cuando estamos muy alterados, las emociones pueden llegar a desbordarnos y no es posible pensar con claridad ni comunicarnos. Entramos en ‘modo defensa’ y tendemos a interpretar que el otro nos ataca (y a nuestra pareja probablemente le ocurra lo mismo). En estas circunstancias, sin posibilidad de escapatoria, podemos hacernos mucho daño. Retírate de la conversación, explicando tus motivos y, si es posible, acuerda otro momento para retomar la conversación.
-Aprende a gestionar conflictos. Retirarse de una discusión no quiere decir que no sea necesario llegar a un acuerdo en algún tema importante, ni que sea mejor evitar los conflictos y tragar con todo. Habrá momentos en los que es mejor evitar un conflicto (si no es muy importante), y otros en los que será necesario abordarlo para tratar de llegar a acuerdos teniendo en cuenta las necesidades de los dos.
Cuando tenemos que abordar una discrepancia es importante buscar un momento adecuado, un momento en el que la otra persona esté dispuesta a hablar. Podemos decirle por qué es importante para nosotros este tema, sin acusaciones ni juicios, explicando nuestras necesidades.
Si queremos que nos escuchen existe una regla de oro: Tenemos que escuchar primero. Nadie está realmente disponible para escucharnos si primero no se siente escuchado y comprendido. Esto es lo más difícil, pero es un paso imprescindible. Estamos acostumbrados a escuchar para responder, pero necesitamos aprender a escuchar para comprender, con el foco puesto en lo que siente y en lo que necesita nuestra pareja.
Esto nos cuesta, porque asociamos comprender a estar de acuerdo, o darle la razón al otro, pero comprender solo significa ‘tomar nota’, recibir cómo está viviendo mi pareja este asunto desde su punto de vista, y legitimar está visión como su visión. No se trata de entrar en luchas por ver quién tiene la razón: ya sabemos dónde nos llevan. El objetivo es exponer y escuchar las visiones de cada uno.
Una vez hemos escuchado y comprendido a nuestra pareja, tenemos que demostrárselo. No basta un “te comprendo, pero…”. Tenemos que reflejarle que realmente le hemos entendido haciendo un pequeño resumen de lo más importante que nos ha dicho, por ejemplo…”A ver si te he entendido, para ti lo más importante de esto es…porque… ¿es eso?”. Cuando hacemos esto, la otra persona se va a relajar, porque hemos demostrado nuestra comprensión y ahora ya podrá escucharnos.
Es el momento de expresarnos. Podemos pedirle que no nos interrumpa hasta que acabemos de explicarnos, de la misma manera que nosotros no le hemos interrumpido, y al terminar, incluso pedirle que nos diga lo que ha entendido para saber si nos hemos explicado bien.
Puede parecer poca cosa, pero es un gran primer paso. Hemos mantenido la escucha en un conflicto y nos hemos asegurado de entender al otro y de que el otro nos entienda. La comunicación es lo primero que se lastima en los conflictos. De este modo, nos aseguramos de mantenerla. Si llegamos hasta aquí, va a ser mucho más fácil encontrar soluciones colaborativas, que respeten lo tuyo y lo mío, no entrar en una pelea por lo tuyo o lo mío.
Desde aquí será mucho más fácil lograr acuerdos y, si eso no es posible, al menos estaremos de acuerdo en que cada uno tiene una visión muy diferente del asunto y hemos conseguido comunicarla con respeto ¡todo un logro!
Carmen Cruz es consultora de Idein.