El Coronavirus está cambiando todas nuestras rutinas y nuestra forma de vivir y está siendo un examen constante a nuestra paciencia y capacidad para gestionar emociones. Para muchas y muchos de nosotros adaptarse a estas nuevas rutinas puede estar resultando complicado y debemos tener muchas cosas en cuenta: Por un lado, asimilar la situación de aislamiento y esa sensación de cierta “falta de libertad” y, por otro, gestionar la ansiedad y las emociones que ello conlleva. Si vivimos solos, además, tenemos que lidiar con la sensación de soledad, para lo que Elisa Sánchez ya nos planteó algunas recomendaciones en esta entrada del blog: “Aislamiento: No estás solo, estás contigo mismo”. Pero la situación cambia si convivimos con niños.
Si vivimos con familia e hijos, sumemos a todo esto la poca experiencia de la mayoría en teletrabajar de forma efectiva y añadamos los niños en casa 24 horas. Las probabilidades de aumentar las situaciones de estrés y desesperación están aseguradas. Por ello, es importante dedicar unos minutos a explicar de forma clara, cercana y sencilla a los niños por qué estamos viviendo esta situación y cómo va a ser la organización diaria en casa mientras dure esto. Los niños necesitan saber por qué los adultos podemos estar algo más nerviosos o irritables estos días. Necesitan unas rutinas, una estructura y organización (la incertidumbre es uno de los mayores estresantes para el ser humano) y también ser escuchados y sentir que forman parte activa de nuestras vidas.
¿Cómo compaginar nuestro propio teletrabajo y la escuela en casa?
1. Organiza el espacio
Tanto mayores como pequeños necesitamos un espacio adecuado para trabajar y estudiar. Prepara un lugar apropiado (con sillas, mesas, luz…). Los niños mayores tendrán ya este espacio, pero puede que los más peques aún no. Construid juntos ese espacio, explicando para qué va a servir ese lugar y decoradlo tratando de que sea de su agrado, pero sin muchos elementos de distracción.
Tip: Si nuestros peques aún no tienen la rutina de hacer deberes en casa, podemos organizarles un espacio de trabajo junto al nuestro para que ellos vean cómo trabajamos y puedan imitarnos.
2. Planing y horarios
Sabemos que los niños necesitan rutinas, tengan la edad que tengan. Si no queremos o podemos mantener los horarios habituales de los días de colegio, no pasa nada. Pero dentro de estos nuevos horarios que estamos estableciendo, sí es importante levantarse más o menos a la misma hora siempre, desayunar, etc. Marca un tiempo de estudio diario (siendo lo más realista posible) y trata de cumplirlo a rajatabla. Es importante mantener el tiempo de estudio y de ocio bien delimitado.
Construir un calendario semanal estableciendo horarios y materias, con tiempos para descansos, ejercicio, etc. y colocarlo en un lugar visible del espacio de estudio ayudará al niño a organizarse y a no improvisar y saltar de una tarea a otra. Para los niños mayores puede resultar más atractivo utilizar alguna app de agendas y calendarios.
Si podemos, trataremos de hacer coincidir lo más posible su horario de estudio con nuestro horario de trabajo y también las pausas establecidas. Crearemos así en casa un clima de trabajo que favorecerá la concentración de todos y los niños verán que no solo ellos tienen que ‘trabajar’.
Tip: Motívales un poco más estableciendo un “recreo” juntos, planificando alguna actividad o almorzando juntos.
3. Normas a seguir
Es probable que durante el tiempo de estudio nuestros hijos tengan millones de dudas y preguntas sobre lo que están haciendo o quieran ‘revolotear’ por la casa con cualquier excusa. Mantente firme en las indicaciones, recuérdale que tanto él o ella como tú, vais a estar un tiempo (el que hayáis establecido) trabajando y que para que todos podáis hacerlo bien, es importante concentrarse en ello sin interrupciones.
Junto a los libros y cuadernos habituales puede tener un folio o cuaderno para que vaya apuntando las preguntas o dudas que le vayan surgiendo y 5 ó 10 minutos antes de la hora de terminar trataremos de resolverlas.
Tip: Cada vez que veamos que se distrae y ‘mariposea’ por la casa, lo acompañaremos a su sitio con calma sin entrar en posibles conversaciones o discusiones. Simplemente repetiremos en un par de ocasiones que debe estar en su lugar de estudio, puesto que es hora de estudiar, sin dar más explicaciones.
4. El tiempo libre
Es probable que ellos acaben sus tareas antes de que tú termines tu jornada laboral. Esto puede suponer constantes interrupciones, discusiones entre hermanos por puro aburrimiento, etc. Explícales que igual que ellos necesitan un tiempo para el estudio, tú necesitas el tuyo y necesitas su colaboración para terminar lo antes posible. Cuando planifiquéis sus horarios de estudio podéis planificar también qué actividades de ocio pueden llevar a cabo ellos solos en esos ratos en los que tú necesitas seguir trabajando.
Tip: Haced una lista con todos los juegos y actividades que pueden hacer solos y son de su agrado. Recorta cada actividad, dobla y guárdalos en un tarro o una caja. Si tú aún tienes trabajo por delante cuando se acabe el tiempo de estudio, bastará con pedirle que coja un papel de la caja y lleve a cabo lo que ponga en el papel.
5. Paciencia y empatía
Sobre todo, tenemos que tener presente que esta situación es estresante para todos. Si a los adultos que no estamos acostumbrados a teletrabajar nos cuesta, imagina lo que puede suponerles a los niños. Ellos tienen más complicado entender esta situación y gestionar su ansiedad y las emociones que están viviendo: ponte en su lugar y ármate de una dosis extra de paciencia.
Cuando observemos que estamos perdiendo la paciencia o enfadándonos será más adecuado abandonar por unos minutos la discusión y en otro espacio, tomarnos unos minutos para hacer respiraciones profundas, prestando atención únicamente a la respiración. Tras unos minutos, podemos continuar con la conversación tratando de mantenerse más calmado.
Tip: Tanto para mayores como para niños, podemos establecer un rincón de la casa como el ‘rincón de respirar’. Así, cuando algún miembro de la familia se encuentre en ese lugar, el resto sabe que no ha de dirigirse a él hasta que abandone el rincón.
Mónica Martín es Licenciada en Psicología y Psicóloga mediadora para Idein.